La Navidad es un momento de encuentro con los seres queridos más allá de eso comercial en que se ha convertido con el paso del tiempo. En estas épocas en las que el mundo pareciera ya no tener más recursos que gastar, es menester volver a lo básico.
Alimentación básica, vestimenta básica, relaciones sencillas que apunten a ir al núcleo de las cosas y no a los adornos. De nada sirve el estrés. Si uno no puede decorar el árbol de Navidad cada año, reutilice sus adornos ya utilizados con técnicas creativas, si no puede regalar eso que tanta expectativa tiene, regale momentos sensibles, comparta un almuerzo, un picnic, una cena. En esta época de nuestras vidas es más lindo sacar la creatividad a flote que gastar por demás en cosas innecesarias y que sólo usaremos pocas veces en el año.
Compartir con la familia es lo más importante. A veces la familia es sólo nuestra pareja, pues estemos presentes para ella. Invitémoslo a tomar una caminata por algún lugar bonito. Arriesguémonos a hacer cosas que nunca antes hicimos. Vayamos a lo de ese familiar que no nos cae muy simpático y compartamos un café con bizcochos. ¿Por qué con bizcochos? Porque los bizcochos son el sinónimo del VOLVER A LO BASICO. Ingredientes sencillos, caseros y bien tradicionales, con un sabor exquisito y que quedan bien con todo.
Por eso, esta Navidad regale momentos de compartir, de sinceridad, de estar juntos para recordar y proyectar a futuro. Comparta unos ricos bizcochos y relájese, lo mejor está por venir.
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